jueves, 13 de agosto de 2009

Estoy sola


De repente como el ave fénix, me levanté, brotó la canción. Esa que nunca supe quien la escribió. Al cantarla danzaba en círculos, cual bailarina experta:
- “Cada noche, hay una hora de pensar en ti, hay una hora de pedir por ti.”
Mi voz que conservaba el mágico poder de la interpretación a través del tiempo, siguió cantando aquella, que sin ser mía, ya formaba parte de mi vida:
- “Cada noche hay un suspiro que te clama a ti, hay un latido de este corazón, que tristemente piensa en ti.”

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