lunes, 8 de agosto de 2011

MUJER.

Liderazgo empático, estilo femenino



Parece ser que poco a poco se impone un estilo de liderazgo que tiene en cuenta a las personas. Que comprende, integra, respeta las opiniones y habilidades. Un estilo flexible y abierto en el que las mujeres tenemos mucho que aportar.

OLGA VIC / MUJERACTUAL


Mujer
¿No será que esta tendencia se ha impuesto precisamente porque cada vez son más las mujeres que día a día demuestran que su modelo funciona?
Hacia los años ochenta se creía que la estructura piramidal en las organizaciones era insustituible. En este ambiente, la mujer se vio obligada a elaborar su propio esquema de liderazgo recurriendo en la mayoría de casos a la imitación del estilo masculino. Ello se debía en gran parte a la falta de otros modelos y la sensación de soledad en un mundo de hombres.

Pero las actitudes de rechazo al liderazgo autoritario y jerárquico basado en el modelo patriarcal van en aumento, en pos de una mayor creatividad, sensibilidad y comunicación. Poco a poco se impone un sistema de organización más horizontal, en el que la multitud de perspectivas merecen total respeto, en un espacio más amigable. De hecho se trata de una tendencia social que se impone tanto en el ámbito laboral, como en el resto.
¿No será que esta corriente se ha impuesto precisamente porque cada vez son más las mujeres que día a día demuestran que su modelo funciona?.
Confiar en nuestro propio estilo
De acuerdo con los expertos, las características del nuevo líder deben ser la franqueza, confianza, capacitación, comprensión… elementos que forman parte de un estilo de pensamiento femenino. Es por ello que quizás ha llegado el momento en el que la mujer se encuentra mejor preparada que el hombre para ejercer este nuevo liderazgo, porque no tendrá que cambiar para dar respuesta a la demanda del mundo laboral.

Mientras que el hombre se orienta al cumplimiento de objetivos, la influencia interpersonal, la existencia de unas reglas claras y establecidas, la mujer da ejemplo, es abierta, pone atención a los detalles, a las relaciones entre personas, y organiza su tiempo para desarrollar su vida más allá del trabajo.
Así, tanto hombres como mujeres pueden adoptar estilos complementarios que se retroalimentan, humanizando las organizaciones y acercando el ámbito privado al público. Un modelo en el que todos salimos ganando.
Tal y como apunta la periodista Carmen García en su libro "Miedo a ser". "Las mujeres difícilmente aparecen con normalidad en las páginas de economía, a pesar de que, según la lista Forbes, de las empresas más ricas del mundo, 25 mujeres están entre los 100 primeros puestos. Las mujeres acostumbramos a hacer las cosas de manera que parezcan fáciles, estamos acostumbradas a resolver diferentes problemas simultáneamente y el objetivo que perseguimos está en la resolución del problema, no en alardear de ello. Tanto en la esfera privada como en la pública, esta actitud hace que nuestra labor esté siempre al servicio de alguien, quien, probablemente, recogerá los méritos". Quizás ya sea hora de hacer las cosas de otra forma. Confiando en nuestras capacidades, y nuestra propia visión, aportamos opciones que nos ayudan a resolver conflictos y adaptarnos a nuevos retos.
El caso de Annita Roddick, The Body Shop
Annita Roddick se inició en el sector cosmético con un pequeño negocio en Inglaterra de productos naturales hechos en casa. Siendo ella una mujer de cultura internacional y sensibilidad ante los problemas sociales, creó su propia filosofía empresarial sin olvidar la misión de su negocio: devolver a la sociedad los beneficios que ella obtuvo con estos productos. Esta filosofía se distribuyó entre sus franquicias y se hizo popular entre asociaciones para causas sociales, respeto al medio ambiente, defensa del comercio justo, derechos humanos, protección de los animales... Asimismo, su empresa enseguida se caracterizó por apoyar el trabajo de la mujer con horarios flexibles, becas para estudios, financiación de hogares de madres solteras... Dentro de esta particular visión de entender la compañía redujo la inversión en publicidad y packaging para invertir más en investigación y desarrollo de forma que en 1999, The Body Shop fue votada como la segunda marca más creíble de Inglaterra.

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